lunes, 12 de mayo de 2008
Introducción
A veces ocurren pequeñas cosas... hechos insignificantes y nimios que por separado no harían sino darle un poco de sal a la vida... pero a veces pasa... que se juntan... todos... en una espiral que crece conforme vas siendo consciente del cambio que se aproxima... y te lanzas... dispuesto a experimentar aquello por lo que sin darte cuenta has estado luchando... Me maravilla la rapidez que tiene el mundo inconsciente de hacernos conscientes de nosotros mismos... Soy una pluma... o una nube... o quizá... quizá soy una mariposa, que tan sólo acaba de descubrir sus alas... que está descubriendo que puede ver el mundo con otra perspectiva... que aprende cómo las grandes cosas se hacen pequeñas en la distancia... que averigua cómo de difícil resulta emprender el vuelo hacia nuevas aventuras... que quiere compartir su mundo... su vuelo... su pequeña historia.
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1 comentario:
He asistido a varios cambios en la percepción, sean internos o de allegados.
Puedo decir que siempre se componen de pequeños fragmentos,
nunca a partir de un hecho insólito. No solemos encontrar el vértice en el que comienza la grieta a través de la cual vislumbramos la diferencia.
Es posible, que ya viéramos mas allá de lo banal y material; de hecho, es probable que no estemos cambiando anómalamente sino que, simplemente, hemos tomado consciencia de nuestro movimiento que ha sido siempre y ha estado siempre.
Pero cuanto más grande eres (y no hablo de tamaño o estatura), y más lejos te encuentras del punto de origen, más consciente eres de ese movimiento, al igual que el ser humano no se percata del movimiento del planeta en el que habita hasta que se aleja de él (puede que volando)
Hay momentos también, en los que nos aferramos a lo conocido. Momentos en los cuales no fluimos, sabiendo que no es nuestro estado natural. Nos quedamos inmóviles en un mundo en movimiento. En esos momentos siempre es bueno, que un amigo te coja de la mano y te invite a bailar.
Baila y vuela...y no me dejes parar
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